Serie Experiencias | Barrio Santa Lucía y FOL

Rosario, fecha


Hace más de un año el gremio, como nos gusta a decirle a quienes lo sentimos parte de nuestro día a día y nuestra lucha, viene llevando adelante una campaña solidaria en conjunto con más de 30 organizaciones populares. Cuando hacemos la distribución de las donaciones descubrimos que en muchas de estas nos invitan una y otra vez para hacernos parte de su labor cotidiana. Nos quieren contar la enorme cantidad de actividades que llevan adelante gracias a su organización y esfuerzo colectivo, -¡Vengan a visitarnos, aunque no tengan donaciones! escuchamos más de una vez. A través de este relato lxs invitarlxs a visitar las increíbles experiencias de lucha, solidaridad y organización colectiva de las que hemos podido ser parte gracias al aporte solidarios de muchas y muchos de ustedes.


Uno de los espacios con los que contribuimos desde la Campaña Solidaria de COAD es el Comité de Emergencia que se formó entre los barrios Santa Lucía, Las Palmeras, Santa Lucía Rural y Eucalipto, ubicados en la zona oeste de la ciudad, los cuales se organizaron para paliar la delicada situación socio-económica-sanitaria generada por la pandemia. Al inicio de la pandemia las familias se organizaban para armar ollas populares y asistir a los hogares aislados, compartían sus ingresos con otras familias que los veían reducidos o que directamente carecían de ellos. Visitamos el Barrio Santa Lucía donde nos recibe Andrea y nos invita a recorrer los espacios cedidos por la Escuela Secundaria Orientada N° 569 “Carlos Fuentealba” y la Escuela Primaria N° 1396, donde llevan adelante actividades, ya que no cuentan con un espacio físico propio. Quiere que conozcamos a los chicos y chicas, a todos y todas las que trabajan junto a ella; “Santa Lucía no es sólo un barrio que sale en el diario porque matan gente! Amo mi barrio y hago todo para sacarlo adelante”, nos cuenta Andrea quien más de una vez nos hace soltar unas lágrimas durante la visita.

Entre muchas actividades, el Comité desarrolla talleres de cocina para chicxs de 6 a 10 años, y formación en panadería y repostería para jóvenes en la escuela secundaria, pasamos a visitarlos y chicos y chicas nos muestran que están haciendo rosquitas: con sus delantales y sombreros nos van relatando qué han aprendido a cocinar hasta ahora. Seguimos el recorrido y al salir al patio vemos chicos y chicas realizando actividad física, y luego hacen un recreo para merendar algo saludable. Todas las actividades están cuidadas, no sólo con el barbijo correspondiente y el alcohol, sino con los delantales, los gorros, los alimentos saludables. Nos comentan que desde el comienzo de la pandemia sostuvieron un espacio de juego para lxs más chicxs: con organización y las medidas adecuadas pudieron hacer que disfrutaran del verano, el agua de una pileta de lona y el sol. Cruzando el patio llegamos a los talleres de artesanías y muralismo. Pero las actividades no se acaban, nos cuentan que también en la semana hay un taller de baile. 

Luego Andrea nos invita al edificio de la escuela primaria, que se encuentra a unas  cuadras, donde han logrado poner en funcionamiento talleres de patín, tela, kung-fu y boxeo. Muchos de estos espacios funcionan gracias a los programas Santa Fe +, pero aún falta bastante para crecer. Se necesitan materiales de protección y rodilleras para las actividades deportivas, bucales, patines (preferentemente no rollers), bolsas de boxeo, entre otras cosas. Para los talleres de manualidades también se necesitan pinceles, témperas,  papeles, y porcelana fría.

Andrea nos cuenta que la idea es convertir estos espacios en lugares de los que puedan adueñarse quienes habitan el barrio, si bien faltan portones y luces que garanticen más seguridad e inviten a quedarse, a vivir en comunidad, y que puedan elegir entre distintas actividades a realizar, que tengan posibilidades de encontrarse en una u otra tarea a gusto.

Andrea nos va presentando a todas las personas que trabajan con ella, los que dan algún taller, a quienes mantienen la limpieza y nos presenta a un grupo de personas de la Biblioteca Juanito Laguna que también funciona en el barrio y se encuentra intentando constituir un lugar físico para ampliar los espacios comunitarios. Para ello necesitan materiales de construcción, herramientas y guantes. A medida que nos van contando tomamos nota de lo que se necesita para avanzar con el trabajo que llevan adelante sin descanso. Nos dicen que para el funcionamiento diario es importantísimo para el barrio contar con repelente para mosquitos, para protegerse del dengue y otras enfermedades, que sería para ellos de gran ayuda, y que si bien hay algunas donaciones estas no alcanzan a cubrir las necesidades. 

Una y otra vez nos invitan a acercarnos, a compartir nuestro conocimiento y nos cuentan que docentes de las facultades de Derecho y Humanidades ya participan en actividades junto al barrio. “No queremos bolsones, por eso nos capacitamos, nos formamos, queremos aprender a cultivar nuestra comida y a generar ingresos de un oficio. Ese es el barrio que yo conozco, ese es el barrio que yo quiero”, nos dice Andrea. 

Antes de irnos nos contenemos de darle un abrazo, y nos limitamos al saludo de puño. De estas visitas nos vamos siempre sintiendo que las experiencias que vivimos durante la campaña son muy movilizadoras.


Otro fin de semana visitamos a otra de las organizaciones con las que trabajamos: el Frente de Organizaciones en Lucha. Esta organización es una de las más grandes y cuenta con cinco puntos principales de trabajo en la ciudad desde hace ya más de cuatro años, Viamonte al 5400, Pasaje Milán y Oroño, Pasaje Mansilla, Tío Rolo y Cabin 9. Cuando llegamos al barrio nos reciben Cristian y Marcelo y nos comentan que la organización lleva adelante múltiples actividades, talleres textiles donde elaboran barbijos y guardapolvos, talleres de herrería tradicional y de aluminio. Además brinda entre 300 y 450 raciones diarias de comida, nos comenta Carmen, que es una de las cocineras que las prepara. Últimamente deben hacer un balance de las donaciones en base a las cuales se preparan las raciones, dado que han aumentado las familias que se acercan a la organización. 

Luego llega Isabel y nos invita a recorrer los espacios donde se instalarán las máquinas de coser que reforzarán el funcionamiento del taller textil en el Pasaje Mansilla, y mientras tanto nos comenta que se necesitan mesas, sillas, elementos de cocina (desde ollas, mecheros, cucharones, etc), y por otro lado que se están llevando adelante roperitos, por lo cual es posible colaborar con ropa, calzado, ropa de cama y colchones.

Nos cuentan además que los compañeros llevan adelante capacitaciones en fumigación, albañilería, serigrafía, primeros auxilios. Para dichas actividades cualquier colaboración que pueda reforzar los espacios de oficios y capacitaciones de la comunidad será bienvenido. Nos muestran fotos de los avances en la construcción de un nuevo local, que hacen los compañeros, nos comparten la experiencia de organizarse colectivamente, el cansancio que a veces aflora y cómo siguen adelante y se dan ánimo. La lluvia deja pendiente la visita a otro de sus espacios de trabajo en Tío Rolo, no vamos a poder entrar porque el terreno está prácticamente inaccesible por el anegamiento. Igual nos dicen que nos esperan la próxima...

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